A Quote:

"There sit the knights that were so great of hand,
The ladies that were queens of fair green land,
Grown grey and black now, brought unto the dust,
Soiled, without raiment, clad about with sand."
- Algernon Charles Swinburne.

sábado, 30 de junio de 2012

Once Upon a Time... Fables


En el Confesiones de un JovenNovelista, Umberto Eco (uno de mis escritores favoritos) hace varias observaciones sobre los personajes de ficción. Luego de una muy recomendada disquisición sobre porqué el final de Ana Karenina nos puede hacer llorar de la forma en que hoy muchos no lo hacemos por noticias crueles en el noticiero (como las masacres en Siria, por ejemplo), me llamó la atención un resumen de los “rasgos diagnósticos” de Caperucita Roja: “una niña que lleva una caperuza roja, se encuentra con un lobo que má tarde la devora a ella y a su abuela. (…) Esta niña fluctúa de dos maneras: vive fuera de su partitura original y es una especie de nebulosa de contornos variables e imprecisos. Pero algunas de sus propiedades diagnósticas permanecen invariables y la hacen reconocible en distintos contextos y situaciones”[1].

Puede parecer obvio lo dicho por Eco, pero me parece de suma relevancia a la hora de analizar para mí mismo porqué me han gustado tanto la serie Once Upon a Time (de ABC, presentada en Colombia por Sony Entertainment los martes a las 9 p.m.) y la serie de comics Fables (por Bill Willingham, publicada desde 2002 por Vertigo comics, disponible en Bogotá en Authors Bookstore). Ambas tratan sobre el “¿qué pasaría si existiera una comunidad donde vivieran todos los personajes de cuentos de hadas tradicionales en el mundo actual?” Y la respuesta en ambos casos se alimenta de los rasgos diagnósticos de los personajes con los que tantas generaciones han crecido amando, pero con una narración que toma los dramas y el horror a veces no tan obvio detrás de los cuentos, entetejiéndolos con una narrativa dramática moderna, sin perder el hilo fantástico y con virajes de historia sorprendentes.


En el caso de Once Upon a Time, la comunidad es el resultado de una maldición final hecha por la Reina de Blanca Nieves, en donde transporta a todos los habitantes de los reinos de cuentos de hadas a un lugar horrible, desprovisto de magia, donde no recordarían su ser verdadero... un pueblo llamado Storybrooke (excelente eufemismo de storybook, libro de cuentos, y story broke, o cuento roto) en el estado de Maine, Estados Unidos. Como toda maldición de cuento de hadas, tiene un punto débil en su elaboración: antes del desastre invitable, Blanca Nieves y el Príncipe Azul envían a su hija neonata (Emma) a “otro lugar” fuera del mundo de los cuentos de hadas, donde ella crecería como un humano normal, incluso teniendo un hijo que luego abandonaría (Henry) y que sería luego adoptado por la Reina. El niño posee un libro que le ayuda a identificar quién en quién en el pueblo, reencuentra a su madre y la lleva a Storybrooke para que ella ayude a levantar la maldición. Pero la Reina no está sola en su maldad, ya que Rumpeltinskin también mora en el pueblo, y está vinculado con cada una de las historias de los protagonistas, haciendo favores a cambio de otros, pero en detrimento de quien le pide ayuda. Como ABC es propiedad de Disney, las alusiones en la serie son a las versiones de Disney de los cuentos de hadas, lo que les dá familiaridad y fácil conexión con las historias, las que a su vez tienen giros inesperados respecto a como las conocemos originalmente (casos Blanca Nieves y Caperucita), o interpretaciones novedosas de las historias detrás de los personajes (como la del Príncipe Azul y Pepe Grillo).

Por su parte en Fables, un misterioso Adversario declara la guerra a los seres feéricos, y éstos se ven obligados a abandonar sus territorios en busca de protección. Arriban a Nueva York, y aquellos que poseen apariencia humana forman una comunidad en la ciudad, mientras que aquellos que poseen formas animales o monstruosas viven en una granja a las afueras. Todos recuerdan quienes son, pero empiezan a trasformar su conducta con el mundo humano, y entre ellos surgen intrigas que amenazan con destruir la frágil comunidad. Al igual que en Once Upon a Time, Blanca Nieves es la protagonista, pero es una administradora dura de la comunidad, acompañada por el ahora humano Lobo de Caperucita Roja. En Fables resaltan las intrigas entre los personajes, y las varipopintas formas en que el mundo humano ha transformado el carácter de los personajes. Página tras página se develan y añaden misterios sobre la adaptación al mundo humano, y poco a poco también se descubre como fué ese “y vivieron felices para siempre”, que no es tal, y el trasegar durante el éxodo forzado.

Tolkien trató de brindar una aproximación a la definición de qué es el cuento de hadas: “aquél que alude o hace uso de Fantasía”[2] y al igual que en Eco, la sencillez de la definición es engañosa. Para Tolkien, Fantasía es un lugar con condiciones de existencia propias, distintas a nuestro propio mundo, el cual distingue de las fábulas, de las historias de aventuras en que los hombres exploran el Reino Peligroso, de la ficción e incluso de la mitología. Tanto Once upon a Time como Fables logran definir Fantasía como ese “otro mundo” repleto de magia, misterio y hadas como seres compeltamente distintos de humanos, dioses, animales antropomorfizados, y extraer a sus habitantes hacia nuestro mundo. Como seres hechos de sueño, de caos, mutan al contacto con nuestro extraño mundo y con nuestro propio caos, y los convierte en seres aún más complejos sin que pierdan su gestalt, la relación entre sus rasgos diagnósticos, aunque se vuelvan algo nuevo y enriquecido.

Eco en su ensayo cita a Carola Barbero de la Universidad de Torino, quien atribuye a los personajes de ficción un “orden elevado”, es decir, que dependen genéricamente de sus elementos y razones constitutivos [3]. Por “genéricamente” se entiende un cúmulo de elementos formados de una manera específica para ser los personajes que son, pero que no necesita exactamente esos elementos de forma rígida para existir. En ambas obras, hay una deconstrucción de los personajes de cuentos de hadas, pero logra mantenerse su “esencia” mientras se reescribe la historia de cada uno, y ellos responden a esos cambios. De ésta forma, pienso que se ha hecho un buen esfuerzo en prácticamente reescribir éstas historias de forma natural, introduciendo los elementos de cambio con sutileza pero de forma contundente, obteniendo nuevas y atractivas historias. Caso contrario a lo que percibí con la desafortunada Red Riding Hood (La Chica de la Capa Roja) dirigida por Catherine Hardwicke y protagonizada por Amanda Seyfried, en donde se trató de retomar los elementos de Twilight, y acomodarlos forzosamente al cuento de hadas, con pésimas actuaciones. No se trató de deconstruír el personaje y crear una historia, si no de acomodar los rasgos de una historia que ha tenido éxito de mercadeo a un cuento clásico.

Para aquellos que como yo disfrutan aún del encanto y misterio de los cuentos de hadas, esta serie y éste comic están más que recomendados. Para aquellos que vamos un poco más allá e incluso nos gustan los juegos de rol sobre hadas (en especial Changeling the Dreaming y Changeling the Lost), ambas son cofres llenos de ideas frescas para plots de aventuras, o cómo usar personajes de los cuentos tradicionales en historias modernas.

Notas:
[1] Op. Cit. Ed. Lumen / Futura, 2011. Pág 111.
[2] Tolkien, “Cuentos desde el ReinoPeligroso”. Ed. Minotauro, 2008. Pág. 263.
[3] Eco, Op. Cit. Pág 108.  

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